“El Crepúsculo de  las  Flores”

Por Javier Rodríguez Porras

 

“La grandeza  del Arte  consiste en redescubrir , recoger  y  darnos  a conocer esa  realidad , lejos de  la  que  vivimos”.-                            M. Proust (En Busca  del Tiempo Perdido).-

 En el personal e inhóspito  laberinto  de  múltiples senderos en el que a veces puede  extraviarse  cualquier  artista, Mercedes Mateos volvió a reencontrarse  a sí misma gracias  al dibujo, gracias  a los  maestros el camino ansiado volvió a surgir  y a trazarse  con la naturaleza.

 Las flores  secas, en su humilde  y  silente crepúsculo, sutilmente trajeron a sus oídos su sencilla melodía  susurrada y a través  del dibujo trató de plasmar ese rasgo  de temporalidad efímera  y eterna a la vez que  todo ser encierra.

 Efectivamente, la  vida, la auténtica,  a  veces  nos  visita  sorprendiéndonos  con pequeñas  cosas , casi insignificantes,  que  paradójicamente  ensanchan nuestro horizonte.

 Las  flores que  fueron lozanas, hoy ya envejecidas y secas pero viviendo aún en un tiempo detenido, como expresión de dos momentos  alejados y reunidos  en un mismo ser, metáfora  evidente de las  dos orillas  de una  misma temporalidad.

 Esas flores secas  nos hicieron reflexionar  también en lo inevitable del acontecimiento del crepúsculo, del paso del tiempo, del deterioro de lo material y por  contra la  pervivencia  de lo artístico. Intentar captar  todo esto ha  podido quizá  ser la  motivación de esta creación.

 Las  sombras  del crepúsculo como personajes efímeros que pasan y  mueren en apenas  un instante de luz que  agoniza.  Como la  propia  creación que  despierta  en el momento  de  nacer y pasa inexorablemente tras dar su  fruto.  La  belleza también podemos hallarla en el camino hacia  la  noche, hacia  la  muerte  como inevitable compromiso último de  la  vida.

 Aunque  lo  esencial en una  obra  de  arte nos resulta  invisible, sin embargo si hay  un alma sensible  que se  aproxime  a ella,  podrá contemplar esa esencia a través de la  imagen que  habla. Así por ejemplo, el tiempo y  su  transcurrir, se mostrarán  casi corpóreos en la  aparente  quietud de la imagen…

 Esta  exposición quiere  ser también un humilde  homenaje  a uno de nuestros  poetas más eternos a pesar de lo  efímero de  su  vida:  Miguel Hernández. Sus maravillosos  versos nos acompañan cuadro a cuadro.  Disfrutemoslos.